domingo, 28 de febrero de 2016

Oración de la Iglesia.
Tercer Domingo de Cuaresma.
28 de febrero de 2016

Padre misericordioso, tu salvación está cerca de los que te temen. Mira en bondades derramadas sobre toda tu iglesia y derrama sobre tu familia el don del arrepentimiento que todos sus hijos se les puede conceder la gracia continuamente a escuchar tu palabra, a su vez del pecado y buscar el perdón y la vida en el nombre de tu hijo. Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.

Dador de la salvación, recuerda todos los pastores, en especial a nuestro presidente del Sínodo, Matthew, y nuestro presidente de distrito; junto con nuestro pastor (s), Diaconisas, profesores, misioneros y siervos de la iglesia. ayudales a Tener coraje para hablar tu palabra sabia sin temor, que puede hacer su trabajo por su espíritu es poder. Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.

Amable y cariñoso, Señor, mira en misericordia de esta congregación. Quita toda hipocresía de nosotros, y fortalecer todos nuestros miembros para que seamos testigos vivientes para tu regalo de la vida eterna en nuestros hogares, en el trabajo y los juegos. Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.

Poderoso monarca de nuestros días, a la que felicitamos a todos los que se han confiado con autoridad en nuestra tierra y todos los que sirven en las fuerzas armadas. Concederles integridad y honor en todo lo que se comprometen, y guiarlos en caminos que son de tu agrado. Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.

Santo, usted nos dice en su palabra de que no voluntariamente afligen a los hijos de los hombres. Escucha nuestras oraciones por todos sus hijos que están sufriendo o en necesidad, el solitario y afligido, el duelo y la muerte. Comodidad corazones atribulados con las promesas de su palabra, los rodean con tus ángeles para protegerlos en cuerpo y alma, y que les concediera un feliz salida de sus aflicciones de acuerdo a su voluntad. Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.

Dios fiel, que no nos permiten ser tentados más de lo que podemos soportar, pero en el juicio que siempre proporciona la vía de escape para nosotros para soportarlo. Recuerdas que en pena todos aquellos cuya fe es puesta a prueba, que luchan con las adicciones, que se sienten abandonados. Abre los ojos de su espíritu para que junto a ellos, y ellos lo encontrarán en su palabra y sacramento el alivio para los que ruegan. Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.

Padre de nuestro Señor Jesús, tu hijo ha preparado para su familia un festín, que puede que no nos cansamos de acometer la lucha o la desesperación de tu piedad, pero encontrar una renovación constante. Conceder a todos los que vienen para el altar sagrado este día corazones arrepentidos y firme confianza en la promesa de el Salvador, que aquí se recibirá con su cuerpo y su sangre el perdón de todos los pecados y el don de la vida que la muerte no me la puede quitar. Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.

Únete a  nuestras oraciones y alabanzas, con los de tu pueblo fiel de cada momento y lugar, y unirlos en el incesante peticiones de nuestro gran sumo sacerdote hasta que él venga otra vez en el poder y gran gloria como victorioso señor de todos. A través de él, con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, toda la gloria y honra es tuya, PADRE TODOPODEROSO, por siempre y para siempre. Amén.

Foto: cortesía del Rev. El Dr. Matthew c. Harrison, presidente de la Iglesia Luterana Sínodo de Misuri.


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